En realidad se titula «El 3 de mayo en Madrid: el fusilamiento de patriotas». Va de la represalia del ejército francés contra el pueblo de Madrid tras las revueltas del día anterior. Cogieron un montón de prisioneros y los fusilaron en distintos puntos de Madrid. Esto pasó en el Monte de Príncipe Pio, en Madrid. Puedes ver el original aquí.
Goya fue testigo de este horror y lo pintó al terminar la guerra convirtiéndose en el primer «cronista de guerra». Según algunos fotógrafos de la actualidad es el mejor retrato que se ha hecho de la guerra.
Goya divide el cuadro en dos partes: la izquierda, con luz, llena de sentimientos: dolor, ira, incredulidad, miedo… es la parte humana. La derecha, a oscuras, con unos soldados de espaldas en mecánica formación militar, iguales, autómatas sin alma y sin rostro. En medio ese farol que ilumina selectivamente a unos y deja en sombras a los otros gracias a esa composición oblicua.
Este cuadro es la «segunda parte» de «El dos de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos». Puedes verlo aquí.