Este cuadro no lo he terminado, porque lo que de verdad me interesaba, que es lo realmente famoso, son los querubines de abajo. Seguro que has visto a esta pareja en multitud de sitios. El caso es que cuando monté la primera exposición necesitaba un personaje que se atreviera a contar las cosas menos académicas, y así surgieron estos dos.

No investigué mucho este cuadro, pero lo que sí se es que si Rafael no hubiera muerto tan joven habría superado a sus admirados Leonardo y Miguel Ángel.

Aquí puedes ver el original de este cuadro, con sus querubines.

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