Monet, 1899

Adaptación reimaginada de «Puente japonés y estanque de nenúfares» que está en el Museo de Arte de Philadelphia.

Infografía, acrílico y latex sobre lienzo (90×100 cm)

¿Qué ves? ¿Flores, un puente, plantas? 

¡Noooo!

Sólo son un montón de pinceladas de colores puros, sin mezclar, empastados: es tu cerebro el que interpreta que esas manchas, esos rosas, amarillos, blancos y malvas y los convierte en nenúfares. Monet buscaba producirte esa impresión. ¿Lo ha conseguido?

Monet pintó un montón de cuadros de nenúfares, porque  obsesionado por capturar la luz y el instante, pintaba una y otra vez el estanque que puso en su jardín de estilo japonés, con puentes y todo, a distintas horas del día, en distintos días y en distintas estaciones. Por cierto que para construir ese estanque, ¡desvió un rio!

Un poco exagerado eso de desviar ríos para pintar el estanque de nenúfares, ¿verdad? Tú puedes hacer tu propio nenúfar así.

Pero no te despistes: lo importante en este cuadro es el color. La luz. El instante. 

Eso es el IMPRESIONISMO.

Puedes ver el original que pintó Monet aquí.

Y muchos de sus cuadros de nenúfares a una resolución extraordinaria aquí.

¿Quieres este cuadro en tu casa? Contacta conmigo.

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