La gran ola Kanagawa.
Este cuadro se lee de derecha a izquierda, como la escritura japonesa, así que las barcas de pesca arremeten valientemente contra las olas al final del día, de regreso a casa en la bahía de Kanagawa.
Al fondo el monte Fuji, símbolo de Japón y protagonista de esta estampa y las demás que componen la serie «36 vistas del monte Fuji» que pintó Katsunshika Hokusai.
Hokusai fue cambiando de nombre conforme aprendía: al nacer le pusieron un nombre; su primer maestro le dio uno nuevo, el siguiente otro… y así hasta 30 pseudónimos conocidos. El caso es que cuando cambiaba de nombre y de nivel, les dejaba su nombre anterior a sus alumnos. Curioso, ¿verdad?
La gran ola Kanagawa es un grabado hecho con planchas de madera, en línea y pocos colores planos: un par de azules, marrones y un verde. Estas estampas de arte japonés inspiraron, y mucho, a los pintores impresionistas, como Monet, Van Gogh o Toulouse Lautrec.
La ola dibuja una espiral áurea, en línea con los mejores estudios de Leonardo da Vinci o Durero.
En mi versión, he puesto a los querubines de «¡menudo arte!» en la barca. ¿Puedes verlos?
Puedes ver una de las copias que se conservan aquí.