Magritte, 1928-1929
Adaptación reimaginada del original de Monet que está en el LACMA, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles.
¿Es esto un lápiz? ¿Si? ¿No?
No, no lo es.
Es la imagen de un lápiz.
Lo que consigue esta obra, y su título en la misma obra, es hacerte pensar al unir una imagen de un lápiz con la frase contradictoria, «Esto no es un lápiz», ya que realmente no lo es: no puedes sacarle punta, ni dibujar con él, ¿verdad? Es la imagen de un lápiz, no el lápiz en sí. Por eso las imágenes nos traicionan, engañándonos, haciéndonos dudar, la imagen no es lo real.
Te diré que en realidad Magritte no pintó un lápiz, sino una pipa. Puedes ver el original aquí.
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René Magritte, 1898-1967
Asociado con los movimientos surrealistas, exploraba la percepción de la realidad y la ilusión, la separación entre las imágenes y el lenguaje.
Fue un pintor belga súper creativo y un genio del surrealismo, pero a su manera. A diferencia de otros surrealistas que pintaban cosas sacadas de sueños locos, Magritte jugaba con la realidad, como si tomara lo normal y lo convirtiera en algo mágico y extraño. Sus cuadros eran ingeniosos y te hacían preguntarte: «¿Qué es real y qué no?»
Le encantaba investigar cómo las imágenes y las palabras podían ser confusas o ambiguas. Le gustaba mostrar la diferencia entre lo que parece real y lo que solo es una ilusión pintada.
Aunque sus cuadros eran muy subversivos y extraños, René tenía una vida bastante normal, casi aburrida. No siguió las reglas del surrealismo más «serio» y vivió tranquilamente entre París y Bélgica.