La joven de la perla

Johannes Vermeer

Adaptación reimaginada del lienzo que está en el Museo Mauritshuis, Holanda.

«La joven de la perla” es casi como un acertijo pintado, como si estuviera a punto de decirte un secreto. 

La enorme perla en el centro del cuadro que le da nombre.. ¿es realmente una perla? ¡Es solo un par de pinceladas rápidas! Un puntito blanco para el brillo de la luz y una suave sombra. Así de genio era Vermeer, capaz de hacer que una pintura pareciera tan viva con lo mínimo. Es como una ilusión mágica y… probablemente falsa. ¡Es demasiado grande! Podría ser de vidrio, o quizá Vermeer la idealizó.

Todo está pintado con suaves transiciones de color, como si los detalles se desvanecieran. No hay líneas duras ni pinceladas visibles. Vermeer usaba colores carísimos, como el azul ultramar, que provenía de piedras semipreciosas.

«La joven de la perla» no era tan famosa hasta que 1881 se vendió en una subasta:  estaba tan sucia que casi ni se podía ver bien. La vendieron en una subasta por…¡algo más de un euro! Hoy es uno de los cuadros más famosos del mundo.

Puedes ver el cuadro original  aquí.

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