Johannes Vermeer
Adaptación reimaginada del lienzo que está en el Museo Mauritshuis, Holanda.
«La joven de la perla” es casi como un acertijo pintado, como si estuviera a punto de decirte un secreto.
La enorme perla en el centro del cuadro que le da nombre.. ¿es realmente una perla? ¡Es solo un par de pinceladas rápidas! Un puntito blanco para el brillo de la luz y una suave sombra. Así de genio era Vermeer, capaz de hacer que una pintura pareciera tan viva con lo mínimo. Es como una ilusión mágica y… probablemente falsa. ¡Es demasiado grande! Podría ser de vidrio, o quizá Vermeer la idealizó.
Todo está pintado con suaves transiciones de color, como si los detalles se desvanecieran. No hay líneas duras ni pinceladas visibles. Vermeer usaba colores carísimos, como el azul ultramar, que provenía de piedras semipreciosas.
«La joven de la perla» no era tan famosa hasta que 1881 se vendió en una subasta: estaba tan sucia que casi ni se podía ver bien. La vendieron en una subasta por…¡algo más de un euro! Hoy es uno de los cuadros más famosos del mundo.
Puedes ver el cuadro original aquí.
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Johannes Vermeer, 1632–1675
Si alguna vez has visto una pintura que parece una foto hecha con magia, es posible que hayas visto una obra de Johannes Vermeer.
Este artista holandés del siglo XVII no fue famoso en vida, durante siglos nadie prestó mucha atención a su trabajo. Murió en 1675, dejando a su familia en deudas, y pasaron más de 200 años hasta que su arte fue redescubierto. Hoy es uno de los grandes maestros de la pintura.
A lo largo de su vida, solo pintó unas 35 obras conocidas. Era un maestro en capturar la luz de manera asombrosa. Sus pinturas muestran momentos cotidianos: una mujer vertiendo leche, una joven leyendo una carta, o incluso La joven de la perla, su obra más famosa, que sigue siendo todo un enigma.